Se puede establecer como principio invariable que la moralidad de los alumnos depende de quién los educa, los asiste y los dirige. Quien no tiene no puede dar, dice un proverbio. Un saco vacío no puede dar trigo, ni una garrafa llena de hez dar buen vino. De ahí que antes de presentarnos como maestros a los demás, es indispensable que poseamos lo que queremos enseñarles. Miguel Rúa. http://envivo.plus4u.us/freeman
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