Un ejemplo claro de esto es la amistad incondicional que existió entre el italiano Pasquale y Tor, su mascota. El hombre antes de morir dejó toda su herencia a nombre del perro ya que él no tenía herederos directos y solo contaba con parientes lejanos.

Su fortuna ronda los 3 mil millones de pesos colombianos y en parte le dejó el dinero como agradecimiento por salvare la vida, ya que el hombre padeció un ataque cardíaco y el animal ladró tan alto que los vecinos escucharon la alerta.

No obstante, la ley italiana no permite que la herencia sea adjudicada a un perro por lo que se designó a una persona que se encargará de proteger al animal y velar por sus necesidades. Además de colaborar con lugares de cuidados para animales.