El matrimonio homosexual ya es legal en toda la costa Este de EE UU
Las parejas homosexuales de Estados Unidos ya pueden contraer matrimonio en todos los estados de la costa Este, después de que un juez revocara la última ley que lo prohibía en Pensilvania. Si 2013 fue histórico para los derechos de los homosexuales, 2014 va camino de ser el año de su consolidación a nivel legislativo.
La sentencia del Tribunal Supremo que el pasado mes de junio anuló la ley de Defensa del Matrimonio, aprobada en 1996 y que definía el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, ha abierto paso a la anulación de varias leyes similares a nivel estatal. El avance de estas decisiones judiciales coincide con el cambio de la opinión pública estadounidense, cada vez más favorable a que se reconozcan los derechos de los homosexuales.
“Somos un pueblo mejor que el que representan estas leyes y es el momento de descartarlas como un montón de ceniza en nuestra historia”, escribió el juez John Jones III, perteneciente a la Corte Federal del Distrito, en su sentencia este martes. “Las parejas homosexuales que quieran casarse en Pensilvania pueden hacerlo y aquellas que ya hayan contraído matrimonio, podrán verlo reconocido legalmente”.
La anulación de la ley que prohibía estas uniones en Pensilvania es la última de la costa Este, pero en las últimas semanas diferentes jueces estatales también han derogado límites al matrimonio gay en Texas, Arkansas, Idaho, Virginia, Oregon y Oklahoma. Todas esas decisiones podrán ahora ser rebatidas en las correspondientes cortes de apelaciones, excepto en el caso de Oregon, donde entrará en vigor inmediatamente. Las parejas homosexuales pueden contraer matrimonio, por tanto en 19 Estados y en el Distrito de Columbia.
Somos un pueblo mejor que el que representan estas leyes"
“El hecho de que el matrimonio homosexual incomode a algunos no hace que su prohibición sea constitucional”, afirmó el juez Jones. El magistrado alegó que ninguna tradición puede violar las garantías constitucionales al derecho de igualdad ante la justicia. “De ser así, seguiríamos siendo una nación dividida racialmente”, aseguró, comparando el fin de la prohibición del matrimonio homosexual a nivel federal con la sentencia que terminó con la segregación en las escuelas.
Como en 1954, cuando el Supremo dictaminó aquella sentencia que acabaría con la discriminación racial en el sistema educativo, la opinión de los jueces dio paso a nuevas demandas que, desde instancias estatales, ayudaran a implementar ese dictamen. Sesenta años después, la máxima instancia judicial del país ha impulsado el fin de otras leyes discriminatorias, las que prohíben el matrimonio entre personas del mismo sexo.
La sentencia de Pensilvania es la decimocuarta victoria judicial consecutiva para los defensores del matrimonio entre personas del mismo sexo. El caso llegó a los tribunales por una denuncia presentada por la Unión Americana por los Derechos Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) en nombre de varias parejas gais y, aunque el gobernador, el republicano Tom Corbett, mantuvo la defensa de la prohibición, la fiscal general Kathleen Kane se negó a respaldarla durante la audiencia del caso ante el juez.
Kane emuló así a la Administración Obama, que en vez de defender la DOMA durante su avance hasta el Supremo argumentó a favor de los derechos de los homosexuales. “Hoy ha prevalecido la Constitución en Pensilvania”, escribió la fiscal en su cuenta de Twitter. “Cualquier tipo de discriminación es inaceptable y nunca ha superado el paso del tiempo”.
El cambio en la opinión pública desde la aprobación del matrimonio homosexual por primera vez en Massachusetts, hace ahora una década, ha seguido el impulso de la población de la costa Este -ayudada también por California en el otro extremo del país-, mucho más progresista y cosmopolita, mientras que el centro y sur del país se quedan rezagados. Allí, en los últimos meses, sin embargo, también empieza a sentirse el cambio, con la incorporación de Texas, Arkansas y Oklahoma, donde diferentes jueces estatales han bloqueado las leyes que prohíben allí el matrimonio homosexual.
Muchas personas viven con demasiados perjuicios, juzgan a todo el mundo y los domingos se van a misa a darse golpes en el pecho creyendo que con eso son mejores personas que los demás.
Dios dijo: Amaos los unos a los otros (por cierto, de las otras no dijo nada).
Así pues, nadie es mejor ni peor por pensar diferente a uno mismo. Cada cual debe vivir la vida como desee, siempre que no haga daño a los demás, después en la cama todo el mundo hace las cochinadas que quiere,asi que con quien se acuesten los demás no debería incomodar a nadie.
Vive y deja vivir. Haz el bien a todo el que tu mano le alcance. Eso es todo.